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Plutón en Capricornio: Una Era de Realidades Paralelas

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El Poder ha llevado su lucha a lo más básico, la exacerbación del individualismo sin importar su calidad, ética o moral. En todo malo hay un héroe, alguien en quien confiar por lo previsible de sus actos. Cualquiera puede ver que los históricos malos, ya sean súper villanos o monstruos que combaten a los héroes "luminosos", siempre tienen sus adeptos entre los lesionados y resentidos sociales (aún en el caso incipiente de los niños). ¿Cuántas máscaras de Dart Vader se han vendido? ¿Quién no ha soñado con ser Gozila arrasándolo todo? Miles de jóvenes se han enamorado de “humanizados” monstruos con las últimas sagas literarias y fílmicas sobre tiernos hombres lobo y románticos vampiros... Pero los malos nunca pueden triunfar por sí mismos, en completa soledad, sin el apoyo de una gran mayoría que los acompañe en su lucha, aunque solo sea para que el otro haga por interpósita persona lo que ellos no pueden o no se animan a hacer por sí mismos: Aplastar a su vecino; encarcelar, humillar, matar y reducir a polvo todo aquello que los otros aman...
Alejandro Fau | Plutón en Capricornio: Una Era de Realidades Paralelas

“No hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente

que no lee,

que no aprende,

que no sabe.”

Ray Bradbury / Fahrenheit 451

 

 

Es así como han triunfado Trump, Duterte o Macri, y toda la corte de los payasos diabólicos alrededor del mundo en los últimos tiempos... odiando, y no solo odiando sino haciéndolo públicamente, descaradamente, haciendo gala de su brutalidad, impunidad y soberbia, y exaltando ese sentimiento en los otros todo el tiempo. Sentimiento que fue instalado en las masas con años y años de costoso y paciente trabajo a través de los medios masivos de comunicación que tienen exclusivamente a su servicio. Si miramos con atención, vemos que ninguno de los ejemplos que podemos citar ganó las elecciones por mérito propio (salvo el de encarnar un odio colectivo), sino a causa de la paciente, reiterada y machacante demonización de su adversario político, o del “otro” en su sentido más genérico, desatando la más extrema xenofobia. Como Alexander van der Bellen, actual presidente de Austria. El partido ÖVP, ganador de las elecciones del pasado octubre, cerró a finales de diciembre un pacto de Gobierno con el FPÖ (un partido fundado por antiguos nazis después de la II Guerra Mundial), que estuvo a punto de desbancar al histórico Partido Socialdemócrata de Austria (SPD) como segunda fuerza política. El FPÖ, que controla Ministerios importantes como Exterior, Interior y Defensa, ha colocado en puestos de alta responsabilidad a miembros de varias cofradías estudiantiles de ideología pangermanista y, algunas, vinculadas a los círculos neo-nazis más extremos. El Gobierno Austríaco ejercerá la presidencia de la UE a partir del segundo semestre de 2018… Con todos estos antecedentes ¿Qué puede salir mal?

001Dentro de la masa esto se vive del modo más ingenuo. Es la moda, lo Top, lo que se usa y se vende por la televisión como una novedad que se debe adoptar si es que se quiere alcanzar la tan ansiada felicidad. En esta exaltación del individualismo el poder hace que su oposición política también se configure y se centre en una figura única, un/a líder a quien siempre es más fácil destruir aún violando cualquier regla legal, ética o moral. Una destrucción que será vivada por la masa, aclamada y aplaudida como si fuese un resultado deportivo que no tiene mayores consecuencias ya que habrá otro campeonato en donde, seguramente, habrá siempre una revancha. Para obtener ese logro no le importa a la masa el sacrificio, no le importa si se padece hambre, se pierde el empleo, los más básicos derechos o la vida. Lo importante, es ganar, humillar al otro, burlarse y gozar, aunque sea por un efímero instante, el sentirse superior al “otro”. El fútbol es un buen ejemplo de esto. De una parte hay un puñado de personas de un lado u otro del campo de juego, que ganan increíbles fortunas no importa si se gana o se pierde el partido. Por el otro, millones que se azuzan y burlan unos a otros, se golpean y se matan entre sí, que padecen hambre ellos y sus familias para poder asistir a ese encuentro personalmente o en transmisión Súper-Ultra-Mega-Plus-HD, comprar las casacas oficiales y todo el mega-merchandising de su equipo, asistir a lugares exclusivos para socios... y así hasta el infinito aportando millones y millones a esos ya súper millonarios que viven, literalmente, de la gilada aún “perdiendo” ¿se va entendiendo de qué va la cosa?

Cuando la tragedia y la comedia griegas como suprema expresión artística y cultural humana estaba en su apogeo, el conjunto de la sociedad occidental dio un giro de pronto y dio paso a multitudes que se divertían viendo morir a esclavos o a cristianos o a bárbaros en un circo. El emperador tenía el derecho de subir o bajar el pulgar decidiendo la vida o la muerte a su humor, antojo o personal conveniencia. Esas multitudes que encontraban fascinante la muerte de alguien a quien consideraban inferior, casi seguramente menos que los animales que los devoraban para su divertimento, delegaban a su vez en el pulgar del emperador un poder extraordinario y sórdido que secretamente anhelaban para sí y que estaban impedidos de ejercer a causa de la Ley. Esa misma ley que solo permitía canalizar ese odio oscuro y profundo con total impunidad en un imperial pulgar… ¿y quién instauró esa ley? Pues, el Emperador… y a lo largo de los milenios eso, queridxs, no ha cambiado para nada aunque ahora lo mal llamemos “Democracia”.

Cuando Plutón ingresa en Capricornio y transita por él, el mar de fondo se agita. Allí emergen a la superficie los restos putrefactos de cosas perimidas hace tiempo y que no han podido procesarse adecuadamente a nivel social. El “monstruo” social despierta y sale a la luz e irrumpe como si fuese una novedad y como tal se vende. Se lo enmascara como un cambio hacia lo nuevo, como una renovación, como una modernidad, cuando en verdad es más viejo que llevar una oreja a cada lado de la cabeza… aunque podría ser cierta la renovación después de destruirlo todo, nunca se llega a la destrucción completa que lo permita, pues el “monstruo” se niega terminantemente a destruirse a sí mismo. Solo se fortalece y vuelve a la oscuridad con el fin de vender la esperanza en que todo ha concluido y que ahora verdaderamente: Sí se puede!. Si miramos hacia atrás en la historia de nuestra civilización podemos constatar la verdad de esto. Solo se han destruido las palabras para sustituirlas por otras con el mismo y profundo significado… el Poder siempre sigue y seguirá siendo solo fiel a sí mismo.

002Es una tendencia mundial. El neo-liberalismo de la decadencia necesita armarse hasta los dientes. El Complejo Militar Industrial trabaja fuertemente para fabricar las armas que “esos muchachos que hacen posible nuestra democracia” necesitan donde sea, no importa si en una guerra en el extranjero o en la calle apaleando al pueblo. En Europa reprimen a los migrantes que se les meten en sus países porque no los desean, y que son solo fruto del mal funcionamiento de su “sistema globalizado” que explota y expolia recursos en otros países pero que no se hace cargo de las consecuencias sociales que ello provoca. Cada vez más el sistema neo-liberal muestra su funcionamiento aristocrático: todo es y será siempre para cada vez menos. Muchos pobres y pocos ricos, pero con los ricos en las funciones de poder. Cada vez más el planeta está siendo gobernado por sus propios dueños y con sus propios medios, los de los poderosos de siempre. Gobernar para ellos y sólo para ellos es un sueño que están realizando nuevamente en esta especie de neo-feudalismo que se ha instalado a cara descubierta. Más que medios de integración de las mayorías en el diálogo que se pregona, solo eligen la violencia como medio en el arte de la discusión. Estas políticas de control implican, como no, la muerte del otro, o el miedo a morir del otro, que, por ese medio, aceptará siempre su destino de sumisión incondicional. Cuando el miedo a morir entre en todos los corazones ya nadie saldrá a la calle a protestar, o al menos esa es su teoría… y ya que hablamos de muertes, hablemos de los caídos. No pocos en verdad son los muertos a manos del Estado. Según las últimas estadísticas, por poner un ejemplo cercano, el Estado argentino asesinó a más de una persona por día durante el último año. Se registran aquí, solo los casos de violencia directa en aquellos fallecidos por las balas emanadas del aparato represivo del Estado. Las muertes “indirectas” se cuentan por miles y tienen causas diversas como, por ejemplo, eliminación de medicamentos esenciales provistos por el Estado; eliminación de subsidios en los servicios privatizados de agua, gas o electricidad; eliminación de las pensiones por discapacidad, y en un largo largo etcétera. Entre los caídos a manos del Estado ya a nivel mundial y por acción directa, la preferencia como blanco la llevan los periodistas. Sobre todo en aquellos que ejercen la profesión de camarógrafos de video y de fotógrafos. Esta preferencia se explica en que los periodistas están allí para mostrarnos la realidad más allá de los discursos oficiales, y son estos los testigos más incómodos para el poder. Los camarógrafos y los reporteros gráficos portan con las pruebas irrefutables de eso que en verdad sucede y no solo son simples “testigos” que puedan cuestionarlos, son testigos que saben demasiado.

¿Pero cómo es que se sostiene esta locura? De modo muy muy simple: Por medio de la Posverdad. Ocultando la realidad por medio de un enorme y aceitado aparato de propaganda que ha reemplazado a los medios independientes, ya sea por medio de comprarlos, coptarlos a cambio de dinero, o de simplemente de cerrarlos con la complicidad de los jueces que forman parte del entramado de corrupción político-estatal. Este entramado judicial ha reemplazado la necesidad de acceder al poder por medio de golpes de estado realizados por las fuerzas armadas de las naciones. Ahora se encarcela a los opositores con cualquier excusa sin tener ninguna prueba concreta mas que dichos de dichos de dichos, y de supuestos “testigos” que se contradicen o desmienten una vez transcurrido los tiempos necesarios para efectuar las pertinentes maniobras que consoliden aún más el aparato de dominación del Poder oficial, o el tiempo necesario para fugar dividendos de enormes negociados a los que solo pueden accederse por medio del dictado de leyes arbitrarias y totalmente contrarias al interés y necesidad de las mayorías y ocultar sus huellas. Asistimos cotidianamente a estas maniobras sin tener en la práctica posibilidad de evitarlas. Vemos como en los discursos oficiales se sostiene una mentira a capa y espada alegando que toda opinión contraria es producto de “grupúsculos minoritarios que solo buscan desprestigiar por medio de una arbitraria posición política, la difamación y la violencia, debido al visible esfuerzo que”, dicen, “se realiza en aras de las mayorías”. Muchas veces terminamos preguntándonos de qué país estarán hablando en que eso que dicen sucede, porque claramente en el nuestro no es… y no es esta una visión sesgada que solo nosotros tenemos, ya que esos discursos oficiales chocan de lleno con la realidad palpable que cualquiera puede ver sin importar que se sea nativo, extranjero o extraterrestre. Esta trama de corrupción Estatal desnuda la impunidad neo-feudal que subyace en todos los países. Como ejemplo baste citar el caso en que el presidente argentino Mauricio Macri se defendió del escándalo de los Panamá Papers, asegurando primero que no tenía ninguna sociedad off-shore; luego que sí que la tenía, pero era porque en realidad la había abierto su padre sin avisarle pero que enseguida la había cerrado; más luego que, bueno, que sí, que no la había cerrado y él estaba informado, pero que era para hacer unos negocios en Brasil que finalmente no se habían hecho; bastante más luego, luego de demostrarse lo contrario digo, que bueno, que sí se habían hecho esos negocios pero que no habían implicado dinero alguno; luego, que sí habían implicado mucho dinero pero que en realidad este había sido declarado formalmente en los organismos correspondientes; luego de haber quedado expuesto en su mentira una vez más, terminó diciendo que: “Al fin de cuentas, con lo difícil que es hacer negocios en la Argentina... ¿Quién no tiene una sociedad off-shore?”… La Oficina Anti-Corrupción avaló sus dichos como legítimos y válidos, ningún Juez o Fiscal actuó de oficio, y no sucedió pues, absolutamente nada.

003La sociedad humana actual es una continua farsa donde nada es lo que parece. Donde la población continuamente agobiada por el deterioro creciente de su calidad de vida y estupidizada por los medios masivos de comunicación ha perdido no ya el rumbo, sino los más básicos objetivos: los de propiciar la felicidad del conjunto y actuar en pos del bien común. Mientras el planeta es destruido irremediablemente en función de que los poderosos lo sean cada vez más, la población se sume en el mejor caso en una apatía inmovilizante y en el peor, en un estado de violencia interna que no hace más que retroalimentar la espiral de destrucción que amenaza acabar con todo de un modo cada vez más acelerado. Creo que hace falta aclarar para aquellxs desinformadxs compulsivamente de qué se trata el término “posverdad”, ya que la mayoría la confunde con simplemente sostener una “mentira”. La posverdad trata de un desprecio profundo por la realidad y su negación compulsiva. La indiferencia por los hechos, lo que llamamos con el nombre de "posverdad", no es una actitud intelectual más o menos escéptica y displicente, sino una forma sistemática y manufacturada de la circulación de la información en los medios de comunicación, la política, las instituciones del estado e incluso los mercados y empresas en las nuevas formas de capitalismo financiarizado. Circula la información que produce efectos emocionales, no la que genera juicios acertados y convicciones verdaderas, y cambia todo el tiempo ajustándose a la conveniencia de quien la genera aún, y esto es de destacar, cuando termine siendo absolutamente opuesta a lo que dijo inicialmente quien la ha generado. En otras palabras, se construye una “verdad” paralela desde el discurso, y se la sostiene como si esta fuese la única válida y “verdadera”… ¿El resultado? Está a la vista. Alguien sale en los medios masivos diciendo que “la gente” quiere tal o cual cosa, e inmediatamente comienza el bombardeo desinformativo que avala dicha cuestión con el fin de convencer a la audiencia de que no solo quiere eso, sino que es el único modo de solucionar las cosas que siempre se han hecho mal y que si bien las condiciones de vida empeorarán significativamente, es el único camino para vivir en la “realidad”(?). Una realidad perfectamente ajustada a los intereses de sostener esa verdad paralela que busca ser impuesta.

Nunca ha resultado agradable el tránsito de Plutón por Capricornio, al menos para las mayorías, ya que la transformación profunda de la realidad (la verdadera realidad) que ello implica las impacta de lleno y de un modo inmediato. La toma de contacto con esta energía en etapas tempranas, provee la inteligencia y creatividad necesarias para la supervivencia. Las masas responden más instintivamente que racionalmente ajustando gradualmente sus condiciones y posibilidades de modo que finalmente puedan capear el temporal. Pese a ello hay una minoría que siempre disfruta este tránsito, amparada como está en una cómoda burbuja de fantasía en donde el tsunami transformador parece que nunca llegará siquiera a rozarla. Es pura ilusión, claro está, el largo brazo del Señor de los infiernos llega hasta los más recónditos rincones del universo de un modo implacable. Cuanto más se retrasa el contacto con la necesidad natural de una transformación general que eleve a la sociedad en su conjunto a un nuevo estadio de consciencia, con mayor virulencia y dramatismo será vivido en lo personal. Solo hace falta dirigir la mirada hacia atrás para constatar la verdad de esto, y enfocarse en aquellos períodos de la historia en donde el ciclo dejó su indeleble huella. Para lxs más ansiosxs, baste con mirar hacia el último ciclo, y enfocarse en las figuras de Luis XVI y su esposa, doña María Antonieta.